jueves, 29 de noviembre de 2007

Ganan autoridades mexicanas juicio para construir una polémica presa

“Ya ganamos el juicio, que es muy importante, pero todavía estamos convencidos de que tenemos que llegar a un acuerdo con los ejidatarios y campesinos”, dijo Alfredo Elías Ayub, director de la CFE.

México, DF.-Una jueza mexicana autorizó de manera definitiva la construcción de la presa hidroeléctrica La Parota pese a las protestas de grupos opositores a la obra, informó el director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Alfredo Elías Ayub, citado hoy por la prensa mexicana.

“Ya ganamos el juicio, que es muy importante, pero todavía estamos convencidos de que tenemos que llegar a un acuerdo con los ejidatarios (campesinos), independientemente del juicio, un acuerdo voluntario para que la obra se haga”, dijo el funcionario. Sin embargo, el representante de los opositoras a La Parota, el abogado Xavier Martínez, del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), señaló que el caso todavía no está cerrado.

“Aún falta recorrer un largo camino para librar la segunda batalla”, dijo Martínez. De ser necesario, indicó, se llegará hasta la Suprema Corte de Justicia. La presa de La Parota, uno de los proyectos más importantes de la CFE, se hará, según los planes gubernamentales, en el sureño estado de Guerrero unos 50 kilómetros al oeste de Acapulco y 350 kilómetros al sur de Ciudad de México, en la cuenta del río Papagayo.

La construcción implicará la desaparición de 11 pueblos con unos 25.000 habitantes en total, por la inundación de 17.300 hectáreas para el embalse. En una reunión sobre calidad y competitividad, Elías Ayub afirmó que, una vez sobreseído un recurso de amparo de los pobladores por la jueza octava de distrito de Guerrero, Livia Lizbeth Larumbe, el 31 de octubre, ya no hay obstáculos legales para la represa.

Martínez afirmó que el Cemda “apeló en tiempo y forma ante un tribunal colegiado de circuito, jerárquico superior de la jueza Larumbe”. La suspensión definitiva de la obra, emitida por una instancia judicial anterior a favor de los pobladores, “se mantiene vigente hasta que resuelva el tribunal colegiado, y de no ser favorable, llegaremos hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación”, dijo.

dpa

Greenpeace critica a Microsoft y Nintendo por químicos tóxicos

Las empresas con mayor conciencia ecológica en ese sentido fueron consideradas en ese sentido Sony Ericsson Mobile Communications AB y Samsung Corp., cada una con 7,7 puntos.

AMSTERDAM.– Las empresas Microsoft y Nintendo están tardando mucho tiempo en eliminar los compuestos químicos tóxicos empleados en elaborar sus consolas de juego, dijo el martes el grupo Greenpeace en su más reciente evaluación de las principales firmas electrónicas.

Nintendo se convirtió en la primera empresa con una calificación de cero en la escala de 10 dentro de la lista de Greenpeace y además no le da información a los consumidores sobre las sustancias que usa o sus procesos de eliminación de materiales peligrosos, dijo la organización ecológica.

Microsoft Corp., en base a su reproductor mp3 Zune y la consola de juegos Xbox, perdió puntos porque prometió que eliminaría los compuestos tóxicos de sus productos solamente para el 2011 y no tener un programa voluntario de devoluciones de productos discontinuados.

Greenpeace indicó que los fabricantes de televisores Royal Philips Electronics NV y Sharp Corp. tienen políticas deficientes para la recolección y reciclado de sus productos viejos.

Greenpeace agregó las cuatro empresas a sus evaluaciones ecológicas trimestrales por primera vez, colocándolas en el fondo de su lista de 18 compañías.

El agregar los televisores y las consolas de juegos a la lista señala su creciente importancia como productos de consumo, especialmente ahora que la gente cambia sus televisores viejos por sistemas digitales.

Los embarques de consolas crecieron casi un 15% el año pasado, para totalizar los 62,7 millones de unidades en todo el mundo, dijo Greenpeace.

Las empresas con mayor conciencia ecológica en ese sentido fueron consideradas en ese sentido Sony Ericsson Mobile Communications AB y Samsung Corp., cada una con 7,7 puntos.

AP

Amenazaría ecosistema construcción de muro fronterizo: PVEM

Notimex

(10:30 a.m.)

Advierten que en esa área fronteriza habitan especies en peligro de extinción

El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) alertó que la construcción del muro fronterizo entre México y Estados Unidos significará una grave amenaza para la flora, fauna y suelo mexicano.

El vocero de ese partido, Jesús Sesma Suárez, advirtió que en esa área fronteriza habitan especies en peligro de extinción como la zorra del desierto, puerco espín, puma, gato montés, jaguar, lobo mexicano, oso negro, borrego cimarrón, bisonte y berrendo, las cuales pueden perderse de manera irreversible.

Por ello, externó el rechazó de su partido a la construcción de dicho muro y llamó a impulsar de una vez por todas una reforma migratoria para controlar y regularizar la entrada de migrantes mexicanos que tanto aportan a aquella nación.

En un comunicado, el funcionario del PVEM calificó como una grave agresión a los derechos humanos y una amenaza de gran magnitud para el ambiente este muro.

Precisó que esta acción que lleva a cabo Estados Unidos impedirá el apareamiento de las especies que queden aisladas en su propio hábitat natural y afectará, sobre todo, los ecosistemas de Baja California, Sonora y Arizona.

Consideró que se ha puesto poca atención a las consecuencias ambientales que traerá consigo la construcción de la valla entre ambos países.

egc

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Decremento agrario a causa de maíz transgénico: UNAM

La nación es centro de origen de 60 razas naturales y mil 200 variedades de maíz que se ven amenazadas por los productos elaborados a través de modernos procesos tecnológicos.

México, DF.- El campo sufre graves consecuencias a causa del maíz transgénico, que ha provocado el decremento de la agricultura en el país en diez por ciento y, de no resolverse, traerá consecuencias funestas para la alimentación de los mexicanos.

En la conferencia “Maíz y bioseguridad”, Dinah Rodríguez Chaurnet, del Instituto de Investigaciones Económicas e la UNAM, enumeró los antecedentes, causas y consecuencias de este problema que ha provocado pérdidas irremediables a nivel internacional.

En un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México expuso que esta cuestión se enmarca en la producción de alimentos transgénicos, que comenzó en los 90 y prometía erradicar el hambre en el mundo, por medio de comestibles creados a través de la biotecnología.

Los productos elaborados a través de estos modernos procesos tecnológicos se denominan Organismos Genéticamente Modificados y se les confieren nuevos rasgos por medio de un gen que los convierte en nuevas variedades, entre los que destacan el cultivo de maíz, algodón y hortalizas, agregó.

Desde el inicio de su industrialización se originó el debate sobre si causan efectos graves a la salud y al ecosistema, y si realmente benefician en términos económicos al país, detalló.

“Hoy se sabe que su empleo tiene graves consecuencias al medio ambiente y no desarrolla la riqueza en donde se promueve”, señaló.

En México se prohibió el cultivo de transgénicos; sin embargo, investigaciones recientes han encontrado evidencias de algunas características de este cereal en Oaxaca, Chiapas e incluso en la capital, pues también en Tláhuac, Milpa Alta y Magdalena Contreras se hallaron granos contaminados, reveló.

La nación es centro de origen de 60 razas naturales y mil 200 variedades de maíz que se ven amenazadas con los transgénicos, que le confieren características distintas, destacó Rodríguez Chaurenet.

Su cultivo se extiende a lo largo de todo el territorio y tiene múltiples variantes, aún cuando se ha argumentado que en algunas regiones no existe ninguna especie natural como en Chihuahua, Tamaulipas y Durango, donde se ha comprobado que tienen linajes exclusivos y sus derivaciones correspondientes, sostuvo.

La siembra alcanza 8.5 millones de hectáreas, que representan 50 por ciento del total de los campos sembrados del país, apuntó. De este porcentaje sólo 14 por ciento es de riego y el resto es de temporal, lo cual es un indicador de la eficiencia en las técnicas de cultivo.

Notimex

Se ensaña con los más pobres: PNUD

Se ensaña con los más pobres: PNUD

Nancy Díaz

Advierte que podría revertirse la mejora en el bienestar de la población, y llama a México a reducir sus crecientes emisiones de CO2

La creciente incidencia de catástrofes climáticas tendrían como consecuencia la pérdida de 60 por ciento de la producción de maíz de temporal en el país, afectando con ello el bienestar y patrimonio de al menos dos millones de agricultores que dependen de esta producción.

Es que el incipiente avance de México en el combate a la pobreza y el mejoramiento del bienestar de su población se ha puesto en riesgo como consecuencia de los efectos del cambio climático, sentenció el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Al presentar el Informe de Desarrollo Humano 2007-2008, Luis Felipe López Calva, economista en jefe para América Latina y el Caribe del organismo, determinó que ya se han registrado las primeras señales de deterioro del capital humano en el país, esto es, efectos negativos en la calidad de la salud, los ingresos o la educación de las personas. Reconoció que de continuar la tendencia actual, estas secuelas podrían intensificarse.

El funcionario detalló que entre 1998 y 2000, la probabilidad de que los niños menores de cinco años en México enfermaran, aumentó 16 por ciento en casos de sequía, mientras que despuntó 41 por ciento cuando se presentaron inundaciones.

Esos fenómenos climatológicos tuvieron incidencia en el aumento del trabajo infantil, pues ante la pérdida del patrimonio de los más pobres, las familias tuvieron que optar por inducir a los menores al trabajo, en lugar de continuar con sus estudios.

Ante ello, el especialista advirtió que la reducción en los índices de pobreza de México podrían revertirse, mientras que los efectos positivos en educación y salud entre la población, podrían desaparecer.

Como ejemplo explicó que entre los años 2000 y 2004 se reportó un promedio anual de 326 desastres climáticos en el mundo, poniendo en riesgo la integridad y el patrimonio de 262 millones de personas por año.

“Ello significa que la incidencia de catástrofes se ha duplicado con relación a lo que se experimentaba en 1980. Y si bien no se puede atribuir todos los ciclones, huracanes, inundaciones y sequías al cambio climático, lo que es una realidad es que la incidencia ha crecido, la probabilidad de que ocurran es cada vez mayor; sin duda, el cambio climático abona y contribuye a que estos fenómenos sean, no sólo más intensos, sino más continuos”.

En específico, se debe tomar en cuenta que México enfrenta un riesgo especial, pues uno de los efectos más emblemáticos es el incremento en el nivel del mar.

“Con un aumento de 50 centímetros en el nivel del mar, más de un tercio de las playas del Caribe se perderían. Incluso se ha llegado a estimar que algunas islas de Bahamas desaparecerían”.

Por ello, consideró necesario emprender una serie de políticas públicas a nivel nacional, regional y mundial, que reviertan el cambio de temperatura. Entre las más importantes, la reducción de las emisiones de gases invernadero, y en especial, del dióxido de carbono (co2).

Para México este no debe ser un objetivo menor, pues detalló que en este último reporte de Desarrollo Humano, se registró que al cierre del 2004 México emitía 437.8 millones de toneladas de CO2, lo que representa 1.5 por ciento del total de las emisiones a nivel internacional.

“Si bien con este volumen México no se encuentra entre los principales generadores de co2 a nivel mundial, en los últimos años ha incrementado esta cantidad hasta colocarse por arriba del promedio de América Latina, y entre los más contaminantes de la región”.

Incluso, las cifras presentadas revelan que la población mexicana contribuye con 31 por ciento de las emisiones latinoamericanas, pues la región generó en este mismo año, mil 422 millones de toneladas métricas de co2.

Desde otra perspectiva, la creciente contribución de México al cambio climático se puede observar con el mayor consumo de energía eléctrica, el nivel de deforestación y, en consecuencia, en las mayores emisiones de co2 por mexicano.

Así, se tiene que mientras en el Informe de Desarrollo Humano del año 2000, el PNUD reportaba que cada mexicano gastaba mil 827 kilowatios por hora de energía eléctrica, para este último informe 2007-2008, el organismo reporta que el consumo por habitante subió 17 por ciento, hasta alcanzar los dos mil 130 kilowatios por hora.

En cuanto a la superficie forestal se contabilizó que entre los años 1990 y 2005, México perdió 47.8 miles de kilómetros cuadrados.

Resultado de estas acciones y algunas otras que también favorecen la emisión de gases invernadero, cada mexicano generó 4.20 toneladas métricas de co2, según el más reciente reporte. Ello, mientras en el informe de 2000 se reportó que cada mexicano emitía 3.70 toneladas métricas. Así, a lo largo de siete años de reportes, se registró un incremento de 13.51 por ciento.

Mejoran mexicanos nivel de bienestar

En el último año, los mexicanos registraron una mejoría en su nivel de bienestar, aunque siguen adoleciendo en materia de ingresos, reveló el Informe de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El estudio reportó las evaluaciones en materia de desarrollo humano realizadas a 177 países del mundo. En este sentido, informó que México ocupó la posición 52 de la tabla global, lo que representó el avance de una posición con respecto al informe previo.

México recibió en este año una calificación de 0.829 puntos, en una escala en donde cero es la ausencia total de desarrollo humano, mientras que un punto es la plenitud en materia de bienestar de ingresos, salud y educación.

Esta calificación es mejor a la observada en el informe de 2006, cuando el nivel de bienestar de los mexicanos mereció 0.821 puntos, colocándole en la posición 53 de la tabla.

Para asignar esta calificación se evaluaron los tres ámbitos mencionados de manera individual. Así en el indicador que mide el nivel de salud, esto es, en el índice de expectativa de vida, México recibió 0.843 puntos, luego de que el año pasado había logrado 0.8400 puntos.

En lo referente al índice de nivel educativo de los mexicanos, el PNUD le calificó este año con 0.863 puntos.

Sin embargo, en donde observó la menor de las calificaciones fue en materia del índice de ingreso, el cual se mide con referencia al PIB por habitante. En este sentido, México había logró 0.781 puntos este año, luego de haber observado una puntuación de 0.770 puntos en 2006. A pesar del avance, sigue siendo el peor calificado.

Cabe recordar, que en el último Informe de Desarrollo Humano de México, en donde se evaluaron los niveles de bienestar de las 32 entidades del país, se resaltó la gran disparidad de bienestar que existe entre las entidades más desarrolladas, y las menos desarrolladas, que históricamente han sido Oaxaca, Chiapas y Guerrero.


El país debe liderar la negociación latinoamericana

Para combatir las causas que están provocando el cambio climático, México debe liderar una visión regional, que le permitirán tener éxito en las negociaciones internacionales sobre el tema, asegura Luis Felipe López-Calva.

El economista en jefe para América Latina del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), explica a esta publicación que reducir las emisiones de gases invernadero a nivel mundial no es una tarea sencilla. Y llegar a un acuerdo internacional sobre qué país reducirá una cantidad específica de emisiones, implicará tensas negociaciones.

Ello, porque se ha demostrado que mientras las naciones más pobres han dejado una “huella ecológica” o un daño a los ecosistemas apenas perceptible, los países más ricos, por su grado de industrialización, han impactado mucho más, y son los mayores emisores de gases invernadero.

Si los países ricos contaminan más en términos de generación de CO2 por habitante, deben contribuir con más recursos para ayudar a los países pobres a enfrentar este problema. Porque lo cierto es que los países más pobres sufren las consecuencias con más consistencia que los desarrollados, pero no tienen el mismo capital para solucionar el problema, sostiene.

“Y en el caso de México lo que pasa es que comparte las mismas consecuencias climatológicas que el centro y el sur de América Latina; tienen características de riqueza y pobreza muy similares. Sería un error que México llegara a dialogar como país y no como región”.

Entre los puntos que se podrían negociar en esta próxima reunión que comenzará el próximo lunes y terminará el 14 de diciembre, se encuentran, además del fondo internacional para combatir los efectos, los precios para las emisiones de carbono, impuestos y nuevas regulaciones.

“Los cambios en las estructuras de incentivos, son una condición vital para acelerar la transición hacia el crecimiento con bajos niveles de emisión de carbono”, explica el funcionario.

Para pobres, catástrofe climática ya es real y será “apocalíptica”: ONU

Según el informe de la organización, ese dato comprueba que los pueblos más marginados y que menos han contribuido al cambio atmosférico son las grandes víctimas de sus consecuencias.

Brasilia, Brasil.- Las catástrofes generadas por el cambio climático ya son hechos reales en algunas de las regiones más pobres del mundo, y podrán alcanzar en el futuro dimensiones “apocalípticas”, advirtió el Informe sobre Desarrollo Humano 2007 divulgado hoy por la ONU.

“Entre los años 2000 y 2004, unas 262 millones de personas resultaron afectadas por desastres climáticos todos los años y más del 98 por ciento de ellas vivían en países en desarrollo”, afirma el documento dado a conocer hoy en Brasilia.

Según el informe, ese dato comprueba que los pueblos más pobres y que menos han contribuido al cambio climático son las grandes víctimas de sus consecuencias.

“En los países pertenecientes a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, uno de cada 1.500 habitantes ha sido afectado por un desastre climático.

La cifra correspondiente para los habitantes de los países en desarrollo es de una por cada 19: un diferencial de riesgo de 79″, apunta el texto.

El documento divulgado por los Programas de las Naciones Unidas para el Desarrollo y para el Medio Ambiente apunta que “los altos niveles de pobreza y el bajo desarrollo humano limitan la capacidad de los hogares pobres de administrar los riesgos climáticos”.

Según el texto, si el mundo no logra frenar el cambio climático, ese proceso “puede paralizar y luego revertir el desarrollo humano”, mediante caída en la producción agrícola, reducción en las disponibilidades de agua y aumento del hambre y de las enfermedades epidémicas.

“Las zonas propensas a la sequía de África Subsahariana podrían aumentar a unas 60 a 90 millones de hectáreas, y las zonas de tierras de secano sufrirían pérdidas de 26.000 millones de dólares de aquí hasta 2060 (en precios de 2003)”, afirma.

El documento apunta que “otras regiones en desarrollo, entre ellas América Latina y Asia Meridional, también experimentarán pérdidas en la productividad agrícola, fenómeno que minará los esfuerzos para reducir la pobreza rural”.

“Las cifras de aquellos afectados por la desnutrición podrían aumentar a 600 millones de aquí hasta el año 2080″, afirma el texto, que advierte además que en ese mismo año el número de personas que viven en zonas con escasez de agua podría haber aumentado en 1.800 millones, especialmente en la región andina, en el Medio Oriente y en Asia.

Además, afirma que entre 220 millones y 400 millones de personas más podrían quedar expuestas al paludismo, “enfermedad que ya cobra la vida de alrededor de un millón de seres humanos todos los años”.

Al exhortar los países ricos a aceptar el drástico plan propuesto para detener el proceso de cambios climáticos -que incluye una reducción del 80 por ciento de sus emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2050 y una ayuda al desarrollo de 86.000 millones de dólares hasta 2016-, el documento afirma que, de concretarse la catástrofe, los daños serán irreversibles.

“Al contrario de lo que sucede con las crisis económicas que influyen en el crecimiento y la inflación, es probable que muchos de los impactos que afectan el desarrollo humano, entre ellos, pérdida de oportunidades de salud y educación, desmejoramiento del potencial productivo, pérdida de sistemas ecológicos vitales, por ejemplo, resulten irreversibles”, afirma el informe.

DPA

Tenemos diez años para salvar al mundo

Reuters Y Afp

Un informe del PNUD llamó a una acción urgente y colectiva para frenar el cambio climático

BRASILIA.- A menos que la comunidad internacional acuerde reducir a la mitad las emisiones de dióxido de carbono durante la próxima generación, el cambio climático podría causar reveces económicos y humanos a gran escala, así como catástrofes ecológicas, indicó un texto de la ONU.

El informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), divulgado en Brasilia, hizo una de las más fuertes advertencias del impacto duradero del cambio climático en los estándares de vida y llamó a una acción urgente y colectiva.

“Podríamos estar al borde de ver el retroceso del desarrollo humano por primera vez en 30 años”, dijo Kevin Watkins, autor del reporte.

El informe establece objetivos y un mapa de rutas para reducir las emisiones de carbono antes de una cumbre sobre clima que se realizará el próximo mes en Bali, Indonesia.

“El mensaje para Bali es que el mundo no puede permitirse aguardar, tiene menos de una década para cambiar el rumbo”, dijo Watkins, un investigador de la británica Oxford University.

Peligrosos cambios climáticos serán inevitables si en los próximos 15 años las emisiones continúan la misma tendencia de los últimos 15, dijo el informe.

Para evitar un impacto catastrófico, el incremento en la temperatura global deber ser limitado a 2 grados celsius. Pero las emisiones de carbono de los automóviles, plantas de energía y la deforestación en Brasil, Indonesia y otras partes del mundo son el doble del nivel necesario para alcanzar la meta, dijeron los autores del informe.

El cambio climático amenaza con condenar a millones de personas a la pobreza, dijo el PNUD. Los desastres climáticos ocurridos entre 2000 y 2004 afectaron a 262 millones de personas, 98 por ciento de ellas en el mundo en desarrollo.

Los pobres se ven frecuentemente forzados a vender recursos productivos o ahorrar en alimentos, salud y educación, creando “ciclos de desventajas para toda la vida”.

Con una elevación de la temperatura de entre 3 y 4 grados celsius, las inundaciones deplazarían a 340 millones de personas, las sequías disminuirían la producción agrícola y el retroceso de los glaciales dejaría sin agua potable hasta a mil 800 millones de personas, dijo el informe.

Los países tienen la capacidad técnica y recursos financieros, pero carecen de la voluntad política para actuar, agregó. Señaló a Estados Unidos y Australia como las únicas grandes economías de Occidente que no firmaron el Protocolo de Kyoto, un acuerdo suscripto por 172 países para reducir las emisiones que expira en el 2012.
Etiopía emite 0.1 toneladas de dióxido de carbono per cápita, comparado con 20 toneladas de Canadá. Las emisiones per cápita de Estados Unidos son 15 veces mayores que las de India.

Hoja de ruta
El mundo necesita gastar anualmente un 1.6 por ciento de la producción económica mundial hasta 2030 para estabilizar el volumen de carbono y alcanzar la meta de 2 grados celsius.

Los países ricos, los mayores emisores de carbono, deben mostrar el camino y reducirlas en al menos 30 por ciento para el año 2020 y 80 por ciento para 2050. Las naciones en desarrollo deben hacerlo en 20 por ciento para el año 2050.

“Cuando las personas de una ciudad estadunidense conectan su equipo de aire acondicionado o en Europa conducen automóviles, sus acciones tienen consecuencias vinculándolas a las comunidades rurales de Bangladesh, granjeros en Etiopía y los habitantes de los barrios pobres de Haití”, agregó.
Un fondo internacional debe invertir entre 25 mil millones y 50 mil millones de dólares anuales en energía con bajas emisiones de carbono en los países en vías de desarrollo.

Al preguntársele si el informe era alarmista, Watkins dijo que se basaba en la ciencia y en evidencias: “Desafío a cualquiera a hablar a las víctimas de las sequías e inundaciones, como hicimos, y cuestione nuestras conclusiones sobre el impacto a largo plazo de los desastres climáticos”, finalizó.

Se discutirá “el precio” que los ricos deben pagar, dice Lula

BRASILIA.- La conferencia sobre el cambio climático que tendrá lugar en Bali servirá de escenario para una discusión sobre “el precio que los países ricos deben pagar”, afirmó el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.

“Es preciso que los países ricos sepan que en Bali discutiremos seriamente el precio que los países ricos tienen que pagar para que los países más pobres puedan preservar sus selvas”, dijo Lula en la ceremonia de lanzamiento del Informe de Desarrollo Humano del PNUD.

Esto debe ser así, añadió el mandatario brasileño, “porque nadie convencerá a un pobre, de cualquier país, que no puede cortar un árbol, si no tiene a cambio el derecho a trabajar, a comer. Es la contrapartida de quien es responsable por 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero”.

“Queremos un diálogo profundo y serio, para ver si salimos de la fase de los documentos, de las intenciones, para ver si tomamos alguna actitud, por lo menos una, que sea concreta”, añadió.

Lula dijo que Brasil no aceptará ser tratado como “ciudadano de segunda clase” en discusiones sobre el tema. Destacó datos que constan en el nuevo Informe de Desarrollo Humano, que destaca su proceso de reducción de las desigualdades sociales y sus programas para la aplicación de energías limpias.

“El 85 de toda la energía eléctrica brasileña es renovable y limpia. Por eso, no vamos a aceptar lecciones. Estamos dispuestos al diálogo, pero no a aceptar imposiciones”, acotó el mandatario.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Eco-turismo: una industria sustentable? / Eco-tourism: A sustainable trade?

VIEWPOINT
James Mair

Can eco-tourism do more harm than good? In the Green Room this week, James Mair argues that it can, and that development of tourism needs to be made sustainable.

If there is "good money" to be made, then tourism with any eco-twist will attract big investment.

Top of the wish list for eco-travellers, often, are small islands, fringed with picture-postcard beaches and definitively far from any madding crowds.

The regime change caused by the conveyor belt of tourism brings income and employment; the down-side is a drain on freshwater, loss of biodiversity and habitat, and contaminants washed up by seasonal waves or continuous tides of visitors.

My own experience with small islands stems mainly from visiting Latin America over the last decade or so for conservation research purposes.

Ecuador's Galapagos Islands are understandably naturally selected as being high on the tick-list of must-do destinations.

The diversity of conservation designations applied to both the terrestrial and marine areas of the Galapagos gives comfort to many - but what price western-style conservation ethics, when a country is forced to use every available resource to enable its human population to improve their economic wealth and health?

The rapid change in human population and tourist activities are evident to anyone who has visited the Galapagos regularly over the last decade.

Alien invaders

In the Caribbean, the main island of the San Andres Archipelago is one of the most densely-populated places in the region, by residents and by hordes of invasive aliens (tourists).

It is plagued by the endemic problems of freshwater shortages, overfishing to feed the local restaurants, and the inevitable sewage and general pollution.

Panama has various conservation areas at different stages of development.

Some, despite being in a mature state of protection, are still undergoing encroachment by insensitive holiday and predatory second-property acquisitions - for example in the Bocas del Toro region on the Caribbean coast.

Other islands and marine reserves are less threatened due to their autonomous governance, such as the Kuna Indian province encompassing the San Blas islands, or by their isolation, such as Coiba,which used to be a remote penal colony and is now a national park and World Heritage Site.

Islands of the Las Perlas Archipelago (LPA) are characteristic of where tourism and conservation are in an embryonic stage.

Within a two-week period in late November and early December of this year, the LPA Municipality published a decree, with government backing, for the establishment of a hydrological reserve in the largest of the islands to protect over 9,800 hectares of important watershed environments, home to 14 endemic bird species.

Meanwhile the central government promulgated another decree announcing major large-scale tourist development plans.

The left hand protects the ecology, the right hand builds on it.

It will be interesting to follow the evolution of this particular LPA test case in Panama to see if prudence and equitability prevail.

There still is time - but not much - to ensure that potential sustainable tourism can stand "shoulder to shoulder" with long-term conservation efforts. Or will the internal wishes of the local inhabitants be "trumped" by business-as-usual, external, profit-making predators?

Small islands are by definition coastal strips without much terrestrial interior.

Small scale, well-operated eco-tourism ventures have their place and many are widely agreed to be beneficial by most stakeholders; but what are the limits to growth of the wide spectrum of what is being now marketed as eco-tourism?

Many tourists who visit such places become fascinated by, and protective of, reef fish, corals, nesting turtles, migrating cetaceans, whale sharks and so on. They will often actively support conservation initiatives; but they may also be the unwitting necrotic travelling agents of change.

Miles and miles

Environmentally aware travellers are evolving a guilty conscience about their air miles.

George Monbiot in his recent book Heat talks about "love miles"; with increased globalisation, migration and cheap air fares, more people now travel between continents to visit far-flung families and friends.

Further flying is fostered by spawning "leisure miles" out of "business miles" - a "positive" feedback mechanism?

In my working visits to Latin America, I try to salve my conscience by convincing myself that these trips involve "benevolent miles" - a net environmental benefit from the work I do.

Nevertheless, sitting in airports, ruminating over a hamburger, waiting for a connection and watching my fellow travellers globally disseminate, causes me now to have an increasing guilt complex - my very own carbonised footprint.

The economic perspective of the recent Stern review on climate change highlights the growing realisation that there is indeed a monetary value to natural systems.

If only enough people can get into the symbiotic mind-set of taking the long term view instead of being part of the current prevailing short-term free-for-all "grab and grow" culture, then might we save our children and grandchildren the mounting parasitic blight of our economic and environmental debts to them.

The sight of small islands drowning under congregations of tourists "thonging" on beaches, and others who could be termed "pleisure-seekers" with opportunistic predatory instincts already springing silently on novel niche destinations, begs the question: when will the organic growth of island eco-tourism reach its carrying capacity?

Tripping out

Where will the ultimate tripping point be reached? Does every potential island need to be westernised as soon as possible? If so, what will we and our grandchildren be losing out on?

And, has anyone asked the indigenous island peoples, with their fragile eco/social systems, what they want for themselves and their own descendants?

A recent conference on sustainable tourism on islands and small states organised by the UN's World Tourism Organisation (UNWTO) came up with The Malta Guidelines on Sustainable Tourism 2006.

Understanding the internationalised liberalisation of tourism, UNWTO Secretary-General Fransesco Frangialli stated: "We must capitalise on the opportunity to use tourism as a tool for poverty reduction but avoid the irreversible deterioration of sites and over-use of natural resources and the exploitation of workers".

Many economists think conservationists mean "no-development" when proposing "sustainable development".

Maybe it would be a start if both sides could try to agree at least on the definition of "unsustainable" developments. Can the "contracts" that the (possibly well-meaning but often environmentally inept) World Bank or Inter-American Development Bank come up with for what is termed development assistance "converge" with the principles of the UNWTO statement?

Will accounting for the true long-term value of natural systems now become common currency in the science/art/politics of economics?

I, for one, hope so.

Dr James Mair is in the Centre for Marine Biodiversity and Biotechnology at Heriot-Watt University in Edinburgh

The Green Room is a series of opinion pieces on environmental topics running weekly on the BBC News website





jueves, 15 de noviembre de 2007

The IPCC: As good as it gets

VIEWPOINT
By Professor Martin Parry
Co-chair, IPCC Working Group II

As the Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) puts the finishing touches to its final report of the year, two of its senior scientists look at what the panel is and how well it works. Here, a view from one of the leaders of its working group on climate change impacts.

The IPCC is not, as some believe, a group of scientists, but a panel set up by the United Nations comprising representatives from about 140 governments to consider what we currently know about climate change.

The panel decides whether an assessment is needed, and then engages scientists to conduct it.

Since its establishment in 1987, there have been four such major assessments, published roughly every five years (1990, 1995, 2001 and 2007), sprinkled with occasional special reports on specific topics.

Why this government role? The reason is because governments need a sound summary of knowledge which, once commissioned and adopted, becomes accepted by them.

This is why the IPCC assessments are so significant; they represent the description of knowledge that governments "buy into".

We should not expect them to be full of exciting new material; rather, they are consolidations of what we know.

This is why they err, if anything, on the side of conservatism and have been criticised for not exploring the outer edges of knowledge.

Science at the top

A real challenge has been to ensure that the assessments are objective, and not influenced by government agendas; and complex structure and process seeks to ensure this.

The IPCC's Bureau (an elected subset of about 30 from Plenary) formulates the very broad outlines of an assessment.

For example, in the past two assessments (2001 and 2007) it has set up three working groups to cover:

  • the projected climate changes
  • the implied impacts and adaptation
  • the associated emissions and mitigation

Plenary elects chairs for each working group and these, together with the bureau, then discuss with the research community the scope of each working group report.

In the early part of the Fourth Assessment, meetings of scientists from around the world were held to help scope the assessments, and then the draft outlines were circulated for wider comment.

Is there room for political interference here? In the 20 years that I have been a scientist with the IPCC, I have not encountered a government trying at this stage to influence the assessment beyond making suggestions that would genuinely help its remit or focus.

There is then a call for authors who may be nominated by any government or organisation (research institutions, universities, businesses and NGOs).

The co-chairs and working group bureaux scan the research records of the nominees and seek the best match between available skills and the expertise needed to cover the fields of the assessment.

Is this another area open to political interference? I genuinely think we choose the best available, and without political motive.

From more than 4,000 nominated scientists, about 600 were chosen as authors in the Fourth Assessment; and all those not chosen are automatically included amongst reviewers of the drafts.

Balance and focus

Each chapter writing team of about 20 scientists works for two years reviewing the available scientific literature, boiling down new knowledge and then agreeing the key conclusions.

They need to reach a consensus but, where there is a difference of views in the literature over a particular issue (and there frequently is), then it is specifically the task of the authors to report these differences.

Several thousand scientists are asked to review the authors' drafts, at two different stages; and there are also two stages of review by governments.

The purpose of the review is to ensure that the assessments are a fair reflection of the views of the whole scientific community, not just of the authors themselves. Each chapter has two review editors to ensure that reviews are considered and responded to appropriately.

The assessments are therefore stuffed with references regarding one tendency suggested by some sets of data, and other tendencies suggested by others.

It is a summary of what we know and - just as importantly - what we do not know.

Imperfect model?

Orthodox science has difficulty predicting the future, especially if we have experienced nothing like it in the past.

Computer models are essential to these predictions

But to many non-scientists, they are an unknown quantity.

However, a new development in the Fourth Assessment is that it concludes, from an examination of 29,000 data sets, that the impacts of climate change occurring now can be observed everywhere on our planet.

It is evident in its impacts on animals, plants, water and ice.

This is traditional science-based observation and measurement, not "arm-waving" with computer models.

Policy summary

In the three working groups, each chapter is the responsibility of its authors.

The three volumes also have a Technical Summary (about 50 pages) which are written by the senior authors of each chapter; and there is a Summary for Policy Makers (SPM) of about 15 pages which is written by these senior authors, but then considered line-by-line by the full IPCC Panel in Plenary.

The SPM is chewed over for some days (and sometimes nights) by the panel; and it is this process that has sometimes brought criticism from a few scientists who have questioned how much this government involvement alters the meaning of the scientists' conclusions.

I do not think it does; Plenary might alter some nuances, but the key conclusions of the assessments remain intact.

The end result is that the chapters of the full assessments are authored by the scientists alone, as are their technical summaries.

The SPM is the product of the Panel and the scientists together.

The latter ensures a priceless outcome: governments buy into the assessments and accept their conclusions.

The process of producing the IPCC assessments is a long, painstaking and sometimes painful process.

It is careful and controlled but, of course, it is not perfect.

The three 1,000-page volumes do not always make gripping reading. However, they represent by far the most comprehensive and authoritative statement that we have about climate change, its potential impacts and how we can respond to the challenge.

Professor Martin Parry is currently co-chair of IPCC Working Group II, and has been a lead author on all its earlier assessments




How to make tourism greener

By Stephanie Holmes
BBC News

International tourism can play the role of both victim and villain when it comes to climate change.

It needs balmy weather, corals and coastlines - all under threat from rising temperatures and climate change.

But it also depends on energy-guzzling jumbo jets, air-conditioned hotel complexes and swimming pools kept pristine with environmentally damaging chemicals.

With the sector contributing to some 5% of global carbon emissions, its impact cannot be ignored.

"We have to talk about tourism and climate change," says Stefanos Fotiou of the United Nations Environment Programme (Unep).

"Tourism cannot grow sustainably without addressing the challenges of climate change."

Balancing the boom

The most recent figures from the UN World Tourism Organisation (UNWTO) suggest that the industry continues to expand, with 610 million international tourist arrivals in the first eight months of 2007, 32 million more than in the same period last year.

The number is expected to swell to 1.6 billion by 2020.

Experts from the UNWTO say that industry is waking up to its responsibilities, aware that fuelling climate change, which degrades the very environment on which tourism depends, could undermine its business in the long term.

"A phenomenon of such magnitude cannot remain without consequences for the climate," UNWTO chief Francesco Frangialli told delegates at the World Tourism Market in London, where hundreds of representatives from the sector have gathered.

At least 60 tourism ministers have pledged to back a declaration drafted in Davos in October, committing to take "concerted action against climate change".

The agreement aims to adapt tourism to climate change, to mitigate its effects, to increase the use of alternative technologies and to channel funding for such efforts towards poorer countries, many of whom depend on tourism for a sizeable chunk of their economies.

Tourism is the primary source of foreign exchange earnings in 46 out of 50 of the world's least developed countries, according to the UNWTO.

The declaration contains no specific targets but for Geoffrey Lipman, of the UNWTO, it demonstrates governments' awareness of the balance between tourism and climate change.

"It's a first step on a road towards achieving targets. We wouldn't be here if we weren't committed to playing a part in the global response."

Breathing space

As a state dependent on long-haul tourism, Sri Lanka is one of the nations leading the way.

With 30% rainforest cover and home to 3,000 Asian elephants, the island has pledged to become an Earth Lung - a completely carbon clean sovereign state.

"Sri Lanka is a biodiversity hotspot," the country's Tourism Minister Renton de Alwis said.

The wide variety of flora and fauna indigenous to Sri Lanka's unique ecosystem makes it particularly vulnerable to climactic shifts.

"It is both an advantage and a responsibility for us. Little Sri Lanka has come up with the initiative to make us a carbon-neutral destination," Mr de Alwis said.

This will involve establishing codes of practice for the various tourism sectors, promoting reforestation and encouraging the use of alternative energy sources.

But other representatives from countries who depend on long-haul travel expressed reservations about targeting tourism to tackle climate change.

Australia warned against demonising aviation, Brazil insisted it should not shoulder a "disproportionate burden" and India pointed out that the best form of adaptation to climate change is development.

Dramatic action

But for many environmental lobbyists, any attempt to really alter tourism's impact on the planet must by definition, be drastic.

"Business as usual is not going to move us towards a carbon neutral world," said Jeff Gazzard, of the Aviation Environment Federation, who nevertheless welcomes the Davos declaration.

He insists that industry, as well as governments, must tackle the core issues, rather than trying to rid themselves of responsibility through measures like carbon offsetting - where individuals or companies balance their carbon output by financing green projects.

"If I hear the words 'carbon offsetting' once more, I will scream. These kind of papal indulgences were sold in the Middle Ages. It is like paying someone else to give up smoking," he said.

Any improvements in plane or fuel technology, he said, would be outpaced by growth in the sector, which expands by 3-4% per year.

Aviation spewed out some 610 mega-tons of carbon each year, he points out, more than the world's fourth biggest economy - the UK.

He predicts that, by 2010 the figure will rise to 776 mega-tons and, by 2025, it will reach 1,228 mega-tons.

He proposes a hefty passenger tax on aviation of 3.6 pence (74 cents) per kilometre which would flatten demand growth to 1-2% each year.

"This is an industry wedded to kerosene," he said. "There is no tax on aviation of any meaningful variety."

Changing behaviour

One powerful driver which lobbyists, governments and industry specialists agree upon is consumers, who can shape policy with their decisions.

This trend has spawned the rise of a wealth of options such as responsible or eco-tourism which seek to reconcile environmental impact with local benefit.

European tour operator Tui Travel, which provides vacations for 30 million customers per year, says clients are increasingly asking about the carbon impact when booking their holidays, even if is the last thing on their minds when they actually arrive.

The company is pioneering a scheme to rate the energy efficiency of hotels, expecting that customer demand will transform behaviour as tour operators withdraw from unsustainable hotels and destinations.

It is a trend that the Unep encourages. "With your choices you can make tourism respond to climate change," says Mr Fotiou.

Bonanza de los biocombustibles frente a 'choque' / Biofuels bonanza facing 'crash'

The biofuels bonanza will crash unless producers can guarantee their crops have been produced responsibly, the UN's environment agency chief has said.

Achim Steiner of the UN Environment Programme (Unep) said there was an urgent need for standards to make sure rainforests weren't being destroyed.

Biofuel makers also had to show their products did not produce more CO2 than they negated, he told BBC News.

Critics say biofuels will lead to food shortages and destroy rainforests.

They point to the destruction of Indonesia's peat swamps as an example of biofuel folly.

The swamps are one the richest stores of carbon on the planet and they are being burned to produce palm oil.

Mr Steiner implied that because of Indonesia's inability to police its land use, biofuels from palm oil grown by the nation might never be deemed to be sustainable.

But he said some biofuels could be considered sustainable. He highlighted ethanol production in Brazil, and a dry land crop called jatropha, which is resistant to pests and droughts.

Mr Steiner urged investors not to turn their backs on developing second or third generation fuels that would use non-food crops and burnable waste.

He feared that beneficial biofuels might be lost as part of a consumer backlash.

Mr Steiner made his comments in response to criticism from a group of independent scientists who said they had written to the Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) complaining that the climate body's comments on biofuels have been naive.

The independent scientists pointed to two phrases in reports by the IPPC, of which Unep is a co-sponsor, which the scientists said could not be substantiated.

One stated that biofuels were an effective solution in at least a number of countries, while the other suggested that biofuels in the transport sector would generally have positive social and environmental benefits.

False economy

One of the scientists, Tad Patzek from University of California Berkeley, US, said: "In the long-run, the planet cannot afford to produce biofuels because we're going to run out of the land and water and environmental resources.

"In addition, because of the land use changes, drying up peat-swamps, burning tropical forest, these biofuels involve up-front enormous emissions of greenhouse gases that will never be recouped by their later use," he told BBC News.

Professor Patzek also doubted Mr Steiner's confidence in Brazilian ethanol. "The [IPCC] description of Brazilian sugar-cane ethanol production as 'highly advanced' and 'a model' is somewhat of an exaggeration.

"It's neither good nor a model," he said.

Brazilian producers are adamant that their bio-crops are not grown on rainforest land - but the environmental group Friends of the Earth Brazil claim that peasant farmers - dispossessed by biofuel conglomerates - are moving to the Amazon to seek new land.

Mr Steiner said Brazil had enough land to ensure that biofuel cropping could be sustainable.

The group of scientists said their letter to the head of the IPCC, Professor Pachauri, had not been answered.

BBC News has not been able to obtain a comment from Professor Pachauri, though this may be hardly surprising given that the final summit on the IPCC Fourth Assessment Report (A4R) is currently underway in Valencia, Spain.

Mr Steiner said Unep had set up a high-level task force to study the life-cycle implications of all biofuels. The group is expected to publish its findings next year.

By then much of the Indonesian peat swamps - one of the most valuable stores of carbon in the world - will have been torched.

The only way of stopping may not be through the UN or the Indonesian government, but through one or more private philanthropist with a burning desire to own an Indonesian swamp.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Climate scepticism: The top 10 / Top 10 del escepticismo de cambio climático

What are some of the reasons why "climate sceptics" dispute the evidence that human activities such as industrial emissions of greenhouse gases and deforestation are bringing potentially dangerous changes to the Earth's climate?

As the Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) finalises its landmark report for 2007, we look at 10 of the arguments most often made against the IPCC consensus, and some of the counter-arguments made by scientists who agree with the IPCC.

Unravelling the sceptics

By Richard Black
Environment correspondent, BBC News website

What do "climate sceptics" believe?

You might think that you know the answer, having heard, seen and read numerous counter-blasts aimed at the Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) over the course of this year, as the three components of its landmark climate assessment were published.

Despite having reported on climate change for more than a decade, I realised at the beginning of the year that I was not entirely sure.

On a sceptic's blog I would read "global warming isn't happening". Then I would read an op-ed saying "warming is happening but it's entirely natural". Later, someone would tell me "it is happening, it is caused by greenhouse gases, but the effect is so small it won't matter".

Either there was a genuine divergence in the views of the sceptical science community, I concluded, or their analyses were somehow getting scrambled in transmission through blogs, newsletters, and the mainstream media.

What sceptics believe is an important question, because their voices are heard in governments, editors' offices, boardrooms, and - most importantly - the street.

Their arguments sway the political approaches of some important countries, notably the US, which in turn influence the global discussions on whether to do anything about rising CO2 levels.

So I decided I had better try to find out.

Into the ether

The best approach seemed to be the simplest - just ask them. But first I had to define who I meant by "them".

Rather than choosing a group of people myself, I decided to use a group which had already been compiled by sceptics' organisations.

In April 2006, a group of 61 self-styled "accredited experts in climate and related scientific disciplines" wrote an open letter to Canada's newly elected prime minister, Stephen Harper, asking his government to initiate hearings into the scientific foundations of the nation's climate change plan.

The letter, complete with a list of signatories, was published in Canada's Financial Post newspaper.

Many, though not all, of the signatories were indeed scientists active in fields relating to climate science. And the group was large enough to suggest I might receive a workable number of replies.

So I compiled a questionnaire about their views on climate change science, with a dose of politics thrown in, and mailed it out.

I cannot guarantee that all 61 received it; I was unable to obtain contact details for one person, and was less than certain that I had correct details for three of the others.

On the other hand, I was fairly sure that the questionnaire would be spread through the blogosphere and - what should we call it? - the emailosphere? - which turned out to be so.

Filling in

I went into this exercise not completely knowing what to expect; I guessed I would receive a wide variety of responses, and I was right.

Fourteen of the group filled in the questionnaire, in varying degrees of detail; another 11 replied without filling it in.

Of these, some sent links to articles explaining their position. Some replied with academic papers, for which I am grateful, especially to Doug Hoyt who mailed a number of references that I had not previously seen.

Some said this was a worthwhile exercise. Some, in circulated emails, said the opposite, in terms which were sometimes so frank that others of the group apologised on their behalf.

Down to details

So to the results. Ten out of the 14 agreed that the Earth's surface temperature had risen over the last 50 years; three said it had not, with one equivocal response.

Nine agreed that atmospheric levels of greenhouse gases such as carbon dioxide, methane and nitrous oxide had risen over the last century, with two saying decidedly that levels had not risen. Eight said that human factors were principally driving the rise.

Twelve of the fourteen agreed that in principle, rising greenhouse gas concentrations should increase temperatures.

But eight cited the Sun as the principal factor behind the observed temperature increase.

And nine said the "urban heat island" effect - where progressive urbanisation around weather stations has increased the amount of heat generated locally - had affected the record of historical temperatures.

Eleven believed rising greenhouse gas concentrations would not result in "dangerous" climate change, and 12 said it would be unwise for the global community to restrain production of carbon dioxide and the other relevant gases, with several suggesting that such restraint would bring economic disruption.

One of my more gracious respondents, Arthur Rorsch, suggested that rising CO2 might help "green" the world, with increases in food supply.

There was general disdain for the Kyoto Protocol, with respondents split roughly equally between saying it was the wrong approach to an important issue, and a meaningless exercise because there was no point in trying to curb emissions.

There was general agreement, too, that computer models which try to project the climate of the future are unreliable. Several respondents said the climate system was inherently unpredictable and therefore impossible to model in a computer.

The other questions produced sets of responses which I could not boil down into anything approaching a consensus view.

Warm agreement

I do not think that anyone would take this exercise as a comprehensive assessment of the views of climate sceptics, which is probably an impossible task.

They are a disparate community, and if you put any two together they would surely disagree on some aspect of the science - just as would any two researchers you picked out from any discipline.

But I hope it provides a snapshot of where the scientific disagreements that sceptics have with the IPCC begin and end - for one thing, scotching the view (prevalent in my in-box) that sceptical scientists generally believe the Earth's surface is not really getting warmer.

The IPCC and many of the world's climate scientists would, of course, profoundly disagree with the conclusions evidenced by this small group, and I have linked to some articles which detail some of the science behind their disagreement.

This exercise would not be complete without discussing some of the non-scientific comments and responses to my mailout, which represent a window into the suspicion, indignation and politicisation surrounding climate science today.

That, though, is for later in the week.


Richard.Black-INTERNET@bbc.co.uk

ONU llama a intensificar la lucha contra el cambio climático

“La Antártida está al borde de una catástrofe - para todo el mundo” dijo el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon.

Nueva York.- El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, instó a la comunidad internacional a intensificar sus esfuerzos en la lucha contra el cambio climático, después de visitar la Antártida durante el fin de semana para tener una impresión de primera mano de la situación.

“Apreciamos la belleza de la Antártida - y el peligro que representa el calentamiento global y la urgencia de hacer algo al respecto”, dijo Ban a través de un comunicado difundido hoy por la ONU en Nueva York. “La Antártida está al borde de una catástrofe - para todo el mundo”.

El viaje de Ban, el primero de un secretario general de la ONU al continente antártico, fue parte de los preparativos para la conferencia climática de diciembre en Bali.

DPA

jueves, 8 de noviembre de 2007

Crean calculadora virtual de gases

Cada mexicano podrá saber cuánto contamina.

El gobierno no puede solo, al menos cuando se refiere a frenar el cambio climático, ese fenómeno que ha sido descrito como “la fiebre del planeta”.

Cada ciudadano mexicano emite en promedio 5 toneladas de Bióxido Carbono (CO2) por año, al realizar sus actividades cotidianas. La cifra de contaminantes que emite cada uno se puede obtener desde ayer gracias a una herramienta de acceso libre en internet llamada Calculadora Mexicana de CO2.

El proyecto fue concebido y materializado por javascript:void(0)
Publicar entradalas asociaciones civiles Reforestamos México y Pronatura, así como por el Instituto Nacional de Ecología (INE). El planteamiento es hacer conscientes a todos los ciudadanos de que al encender focos o aparatos domésticos –que usan energía generada en termoeléctricas –o al utilizar vehículos de combustibles fósiles, se contribuye a la liberación de carbono, que a su vez es la principal causa del efecto invernadero y de la elevación paulatina de la temperatura del planeta.

Para ponerle número a sus emisiones de CO2, puede ir a la página de Internet www.calculatusemisiones.com, donde contestará un breve cuestionario sobre los kilómetros que recorre en transporte privado o público, los de focos que enciende en su casa y los diferentes electrodomésticos. El resultado es una cifra condensada de los kilos o toneladas de carbono que cada uno emite y, además, le dirá cuántos árboles debería plantar para compensarlos.

“Todos emitimos poco a poco una serie de gases que como no se ven, no se sienten. Estamos haciendo una gran transformación, pero la estamos haciendo dentro de la probeta y no tenemos un planeta aparte para experimentar”, indicó durante la presentación de la calculadora Fernando Tudela, Subsecretario de Planeación y Política Ambiental de Semarnat.

Los creadores de la herramienta aclararon que ésta es la primera herramienta virtual hecha específicamente para los mexicanos, pues si bien hay otras páginas de internet donde las personas pueden calcular su aportación a la llamada “huella ecológica”, la que se presentó ayer en Papalote Museo está diseñada para trabajar con el tipo de combustibles que se utilizan en México, así como con la intensidad de la electricidad que consumimos.

Guillermo Barroso Montull, Presidente de Pronatura México, subrayó que desde el punto de vista de biodiversidad y de protección civil, México es uno de los países más vulnerables al cambio climático.

“México ocupa el segundo lugar a nivel mundial en variedad de ecosistemas y eso está ligado a los diferentes climas. Cualquier alteración a los microclimas hace que los ecosistemas sufran” , apuntó Barroso. “Además las poblaciones del país se ven afectadas, como vemos hoy con las inundaciones en Tabasco, donde la discusión no ha permitido pensar qué está provocando que en una semana caigan 600 veces más lluvias que en un año”.

El procesador matemático de la calculadora, que cuenta con un algoritmo original, también llamado “factor mexicanizado”, que fue creado conjuntamente por la especialista Cecilia Simón, de Pronatura, y personal del Instituto Nacional de Ecología.


México • Antimio Cruz

Ya puedes calcular cuánto contaminas

Ecologistas crearon la Calculadora Mexicana CO2 para que los capitalinos conozcan sus emisiones diarias

por: Cinthya Contreras

Sabía que sólo con encender por diez segundos su computadora se producen 130 toneladas de bióxido de carbono a la atmósfera. Conoce la cantidad de contaminantes que emite al aire, con sólo realizar sus actividades diarias. Sabe de qué forma puede compensar el daño que ocasional al ambiente o cómo reducir las emisiones.

Las respuestas podrían ser sencillas, pero requieren mediciones especializadas que podrá obtener a través de la Calculadora Mexicana de CO2, que además de medir con precisión el gasto de energía y combustible que cada persona tiene al año, calcula el número de árboles que deberá plantar para remediar su consumo.

El bióxido de carbono es uno de los contaminantes más comunes y a la vez más peligrosos ya que es el principal activador del cambio climático, por ello, organizaciones ecologistas y el Instituto Nacional de Ecología (INE), pusieron en marcha esta herramienta de medición que está disponible en la página de internet www.calculatusemisiones.com, en donde además encontrará información sobre el cambio climático y la vulnerabilidad del país ante la presencia de los fenómenos naturales más intensos, entre otros datos.

A nivel mundial existen “calculadoras” que permiten estas mediciones, pero responden a otro tipo de combustible, uso de energía y condiciones climáticas, por ello, especialistas desarrollaron una calculadora adaptada a las condiciones de nuestro entorno.

“Esta es la única calculadora que van a encontrar en la red que va a poder estar basada a los estándares mexicanos, al tipo de combustión, tipo de corriente eléctrica, y obviamente el tipo de acciones que los mexicanos realicen”, dijo Martín Gutiérrez, director de la organización Pronatura.

Mediante preguntas como el número de focos que tienen en casa y los habitantes del hogar, el usuario conocerá la contribución individual al problema global que afecta a todo el planeta.

Al presentar la calculadora, en el Papalote Museo del Niño, llamaron a “poner un granito de arena” y disminuir la emisión de contaminantes, pues los impactos del cambio climático están en puerta y disminuir las emisiones ayudará a mitigar los daños.

Fernando Tudela, director de Planeación y Política Ambiental de Semarnat, urgió a la población a combatir el cambio climático a informarse sobre la “fiebre” que padece el planeta y confiar en que hay una solución al calentamiento global, siempre y cuando se cambien los esquemas de consumo y respeto a la naturaleza.

“Sí tenemos opción, es un problema humano y tiene una solución humana”, aseguró.

Óscar Vázquez, titular de Cambio Climático del GDF, consideró que la calculadora ayudará a concienciar a los capitalinos, los más renuentes a contaminar menos.

MEDICIONES

La calculadora está disponible en la página web www.calculatusemisiones.com y se puede medir:

Gasto de combustible en el automóvil.

Uso del transporte público.

Viajes aéreos y terrestres en autobús.

Consumo de luz en el hogar

Uso de gas LP o gas natural.

Recomendaciones para ahorrar energía en casa:

Cambiar los focos regulares por fluorescentes que ahorran el 75 por ciento de la energía.

Camina, usar bicicleta o transporte público.

En casa adoptar y sembrar plantas y árboles.

Usar menos agua caliente al bañarse y ahorrar lo más posible de agua.

Reciclar vidrio, aluminio, plástico, papel y cartón.

Es un buen esfuerzo por difundir los efectos del cambio climático y cómo afectamos todos al ambiente, es útil y hay que utilizarlo.”

ÓSCAR VÁZQUEZ

TITULAR DE CAMBIO CLIMÁTICO DEL gdf

Clasifican a México en lugar crítico en calidad de aire urbano

En lo referente a la sustentabilidad ambiental, México ocupa el lugar 95 de 140 países, por debajo de naciones como Uruguay y Brasil, y la calidad del aire es el rubro más crítico, señaló Luis Guadarrama, del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).

Al presentar las memorias de los seminarios de Comercio y Medio Ambiente, que realiza esta organización desde 2000, detalló que en esas sesiones se evalúan temas como los impuestos ambientales, agua, índice de sustentabilidad ambiental, la pesca de camarón en Baja California y la figura del usuario ambiental, específicamente para los recursos acuíferos.

Explicó que el índice de sustentabilidad ambiental, que se presenta en el Foro Económico Mundial de Davos, se encarga de evaluar la competitividad de los países en el medio ambiente. Este índice se ha presentado desde hace seis años y ha tenido variaciones, como el número de países que participan, pero México siempre se ha ubicado en 20 por ciento más bajo en cuanto a desempeño ambiental.

Actualmente se encuentra en el lugar 95 de un total de 140 naciones del mundo, El Salvador está en peores condiciones que México, y el desempeño del país está en una situación tan desastrosa como China y la India.

Detalló que el índice se realiza a partir de 71 indicadores, entre los que están la respuesta a la vulnerabilidad humana, la capacidad gubernamental para responder y la calidad del aire, entre otros aspectos. De todos esos indicadores, en el que México se encuentra en peores condiciones, es en el de la calidad del aire urbano, aunque también en la capacidad institucional y social.

Consideró que el tema ambiental ha sido desplazado por otros aspectos de la agenda social, por lo que se busca divulgar la información para que vuelva a ocupar un lugar preponderante.

Fuente: La Jornada